lunes, 21 de julio de 2014

Hasta siempre


Entraste en mi vida de casualidad, no eras más que un canario perdido, y encontrado por una amiga, cuando entraste por la puerta de mi casa. Yo lo interpreté como una señal divina, tenías que estar conmigo. Hemos pasado poco tiempo junto, pero ha sido suficiente para quererte, para que tu pérdida fuera un fuerte revés en mi vida.

La pérdida y tristeza que se siente cuando alguien a quién quieres y consideras parte de la familia se va no tiene nombre, el desconsuelo incontrolable, el sentimiento de culpa, tal vez pude cuidarte mejor, tal vez haya sido culpa mía. En parte soy consciente de que no soy la culpable pero es más fácil asumir que soy mala persona que que era mi destino que llegarás a mi para marcharte tras tan poco tiempo.

Odio la sola idea de pensar que no me vas a despertar cantando a las 5 de la mañana, el saber que ya no me inventaré conversaciones imaginarias entre tu y otros pajaros, no tener más la absurda idea de domesticarte, el intentar a dirario que no me tuvieras miedo...

Ya eras mayor cuando llegaste a mi, yo lo sabia desde el primer momento, desde el principio supe que la pérdida iba a ser temprana, sin embargo aunque las señales eran evidetentes no quise ver que te quedaba poco. Pensaba que mejorarías, que todo iria bien,  que porque el destino iba a ser tan cruel de llevarte tan pronto, solo que no era tan pronto para tí, era tu hora.

Al final los cuidas y mimas, igual que si fueran tus hijos, hablas con ellos, os montabais conciertos en casa,... Es mi primera pérdida, igual es por eso que ha sido tan duro.
Te voy a echar mucho de menos, pero agradezco el tiempo que he podido disfrutar de ti, por muy poco que haya sido, pues ha sido corto pero intento. Ojala mi fé fuera tan fuerte como para estar segura de que vas a estar en un lugar mejor. Pasado este tiempo me gustaría poder hablar contigo y que me compendieras, me gustaría poderte haber agradecido los buenos momentos, la alegría que me brindabas junto con tu compañero cuando yo estaba triste. 

Simplemente te quise y te quiero.

viernes, 18 de julio de 2014

Amor

Siempre ví el amor cómo algo infinito, como un recurso eterno e inagotable. Con el paso de los años estoy empezando a pensar que es más bien todo lo contrario, que se agota y tiene un fin, tal vez es porque eso justifica los momentos en los que pasas de querer a alguién a un siple cariño residual. Eso se puede observar fácilente, pues cuando se deja de querer a alguién esa persona pasa a ser prescindible. Esta visión de mundo nada tiene que ver con la que tenía aquella adolescente romántica enamorada del amor que una vez fuí, pero la gente cambia, incluido yo, por mucho que odie los cambios por miedo a lo que vendrá después.

Si el amor es un recurso finito y por tanto se agota es suponer que cada relación tiene una cantidad de amor destinada, y que la relación, si no hay inconvenientes ni baches insuperables por medio, cumple su tiempo y luego pereze como cualquier ser vivo del planeta. Es lógico pensar que dicha cantidad no va por relacones únicamente, si no que dentro de una misma relación cada uno de los componentes tiene una cantidad fija de amor para dar y puede que incluso una cantidad de amor que puede aceptar, si es así lo que justifica las grandes relaciones es una gran cantidad de de amor para dar y aceptar por las partes implicadas, entonces la pregunta es obvia, que hace grande a un amor?, y si es así cómo funcionan los sentimientos en realidad, con cantidades finitas, cuando se da mucho desde el principio al final se agota antes?