jueves, 4 de febrero de 2010

La fiesta



Hay días en que una persona se levanta triste, decaída, aparentemente sin un motivo, aunque yo siempre he sido de la opinión que defiende que detrás de la tristeza siempre hay algo más profundo, aquello que nos impide sonreir, una herida apenas perceptible, una herida que probablemente nunca llege a sanar, o puede que simplemente este loca.

En fin, desde que me he levantado esta mañana he sabido que iba a ser uno de esos días, asíque otra vez y sin motivo ha vuelto ese sentimiento de soledad, ese sentimiento que uno mismo no no puede desterrar de su mente y sus entrañas, ese sentimiento que se aferra con desesperación a la vida, con el mismo fin que tenemos los hombres, no ser olvidados, ni despreciados por lo que somos.

Así que aquí estoy, con ganas d hablar con alguien, con la necesidad de hablar con nadie, pero incapaz de hacer una puñetera llamda, pues para que? no se puede llamar a alguien solo para decirle que estas triste, no es motivo suficiente como para probocar que la gente a la que quieres este triste también. Los sentiemientos suelen ser bubles infinitos, que se repiten una y otra vez a lo largo de la vida.


"Andaba por la calle temerosa de lo que iba a encontrar, no estaba segura de que quisiera ir, sin embargo sabía que debía, era una especie de obligación pero sin llegar a serlo del todo, pues nadie se lo había impuesto, solo ella misma se obligaba a ir en la dirección en la que iba, solo ella se había obligado a vestirse de gala y preparse para la ocasión, pero... que ocasión? no era su ocasión y ella lo sabía.

Llevaba horas preguntandose porque lo hacía, mas no encontraba respuesta. Miró a su alrededor, la niebla había empezado a formarse por las reconditas calles de la parte antigua de esa vieja ciudad, la ciudad que la vió crecer. Se abrazo con mimo a su chaqueta, como si eso pudiera portegerlo del mal que se escondía en la oscuridad de la noche.

Un cuarto de hora más tarde llegó a su destino, ante ella se alzaba una hermosa puerta de estilo gótico, se sintió pequeña e insignificante, con toda la valentía de la que fue capaz de armarse subío las escaleras y cruzó aquella enorme puerta, ya estaba dentro, ya no tenía salida, la habían visto, no había forma de escapar de sus charlas de moda estúpidas y vacias, de convesaciones vanales con compretos desconocidos, de cordialidades sin sentido con personas de las que no sabía nada y las cuales no sabían nada de ella.

Se escuso de la gente que en un segundo le había acorralado diciendo que necesitaba beber algo, y se retiro tímidamente hacía la mesa donde se encontraba el ponche, se sirvió uno y con delicadeza oteo el horizonte buscando a esa persona por la cual había venido, pero no vió a su amiga por ningún sitio, asique simplente se resigno a pasar otra velada sola, pero rodeada de aristocratas vanales con los cuales solo se podía hablar de las superficialidades que tiene la vida. Cuendo ya me daba por vencida y llevaba como media hora intentrando trazar un plan para huir de aquel lugar sin dar rienda suelta a su imaginación, un hombre alto y atractivo se colocó a mi lado y sin apenas dirigirme una mirada, dijo:
- No te parece absurdo?
- Perdón? - Dije yo extrañada, no entendía el motivo ni la razón de ser de ese comentario.
- Este edificio esta lleno de gente ignorante, que afirma ser solidaria y ayudar a los más necesitados, y sin embargo miralos, aquí están en una cena de gala gastándose todo el dinero del que disponen sin preocuparse de lo más mínimo, como si lo único que importase fueran las cenas, los picnicks, los vestidos de marca, las joyas y los cotilleos, todos los cotilleos de lo que puedan disponer.

Su conestación me dejó asombrada, no esperaba encontrar a gente que pensase eso en un sitio como este.
- Y no te parece hipócrita estar en un sitio como este opinando lo que opinas? - Conteste yo.
- Lo cierto es que si, pero... es mi obligación como hijo de la anfitriona.

Me giré rápidamente, y no puede evitar hundirme en aquellos preciosos ojos verdes que brillaban con luz propia, desde ese momento supe que le amaría con todo mi ser.
- Porfavor sacame de aquí, llévame lejos, donde el mundo no pueda alcanzarnos, donode solo existamos tu y yo - Susurro.
Y poco después se acerco a mí y me dió un beso con dulzura, un beso de los que se recueda durante toda la vida. Le cogí de la mano y sin preocuparme de las apariencias y de los rumores, salí corriendo en dirección a la puerta, este si que era nuestro momento y debía ser solo de nosotros dos, ya se preocuparían por los demás más adelante."

Y cuando más necesito a la gente menos está, que paradógico.

4 comentarios:

  1. Si no le dices a la gente que te necesita no podemos estar ahi! u_u

    Al principio pensaba que la historia relataba la comida del viernes! xD
    Que no qerias venir, que tu amiga (daniel) no habia ido... xDDD pero como luego pasaba lo del chico y ademas lo escribiste el dia de antes! xDD

    Cuando te sientas triste solo tienes que llamarme.

    Bsitos!

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  2. digo lo mismo que la loca de arriba!!
    siempre has dicho eso, de que si estas triste no quieres entristecer a otra persona contandole lo que te pasa, pero, ¿y si esa persona puede hacerte feliz? ya no seriais dos personas tristes, seriais felices.
    En fin, que me tienes para lo q quieras, aunque sea para decir hola y colgar.
    1besito

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  3. Ya lo se tontacas!
    Gracias a ambas.

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  4. XD un dia te llame para decirte gracias y colgar y pensaste que estaba loca!!!

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